viernes, 11 de enero de 2008

La fuente de la vida


Director: Darren Aronofsky.
País: E.U.A.
Año: 2006

Sinopsis: historia de ciencia-ficción que aborda la odisea de un hombre y su lucha a través del tiempo para salvar a la mujer que ama. Desde la España del siglo XVI hasta el profundo espacio del futuro siglo XXVI, el héroe de este filme intentará encontrar el árbol de la vida, la entidad legendaria que otorga la vida eterna a aquéllos que beben su savia, para intentar salvar la vida de su esposa enferma de cáncer.

Comentario: Pensando qué adquirir estaba cuando mi vista cayó sobre el título de Réquiem for a dream y pregunté ¿hay otra de Aronofsky aparte de Pi, no? ¿cómo está? Y me respondió: ah, sí, La fuente de la vida, me gusto, es como un pasaje ilustrado. Y pensé: ¿pasaje ilustrado?, bueno, pásamela.

Si, es una película que me entretuvo, digna del trabajo de Aronofsky que hasta el momento ha sido realmente decente, con Pi y Réquiem por un sueño. La película en sí no dice tanto… creo, y las circunstancias son vistas hasta en uno que otro episodio de alguna caricatura, sin embargo la realización y el mismo guión resultan gratos de apreciar, teniendo a su favor la misma característica que en su anterior película: el factor que mantiene a todos los personajes unidos, y en este caso: sea cual sea la ubicación tiempo espacio, y más allá de la lógica de la situación es la manera en que se nos muestra, todo tan…. íntimo (por decirlo de alguna forma), apaciguador y hostil.

La imposibilidad de pasivamente aceptar la muerte del ser amado.


El transcurso de la trama más que llevadera.
La fotografía con una sensible empatía, adaptándose siempre, cromáticamente llamativa.
Una exposición futura sin pretensiones.
Una actuación muy aceptable.

Una película ambiciosa que tal vez no alcance su objetivo enteramente pero que se aprecia en su totalidad, tanto como una película de drama como de ciencia ficción, con sus toques de reflexión y su calidad visual.

Y la duración (una hora y media aproximadamente) cae de maravilla ya que en ningún momento se hace pesada y de hecho al terminar parte de la reacción de las personas con quien la vi fue como de un “despertar” (y no precisamente porque los durmiese.)

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