Ésta es la historia del músico Johannes Elias Alder, que a los veintidós años puso fin a su vida, al haber decidido no volver a dormir.
Porque lo inflamó un amor indecible y, por ello, infeliz hacia su prima Elsbeth y, desde entonces, no estuvo ya dispuesto a descansar un solo instante hasta haber investigado a fondo el secreto de la imposibilidad de su amor. Valientemente sostuvo hasta su increíble final que el tiempo del sueño es derroche y, por consiguiente, pecado, y algún día habría que pagarlo en el Purgatorio, porque en el sueño se estaba muerto o, en cualquier caso, no se vivía realmente. No era casualidad que un viejo proverbio comparase el Sueño y la Muerte con dos hermanos. ¿Cómo podía pretender un hombre de corazón limpio, pensaba, que amaba a su mujer toda la vida si lo hacía sólo de día y, además, quizá sólo el tiempo de un pensamiento? Eso no podía ser testimonio verdadero, porque quien duerme no ama.
Así pensaba Johannes Elias Alder, y su muerte espectacular fue el último tributo a ese amor. Vamos a describir el mundo de ese hombre y el transcurso de su vida miserable.
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Es una novela con un sabor distinto y cautivante.
Elías, el protagonista es un personaje atrayente, parte por el contraste que tiene con su aldea llena de ignorancia y prejuicios, parte por su aspecto físico: ojos amarillos y un desarrollo prematuro para su cuerpo infantil, y claro, por su extraordinaria cualidad de percibir todos los sonidos de la naturaleza. Su instrumento era el órgano, tan diestro en él que podía componer piezas magnificas e inigualables.
El libro relata la vida de este personaje, un prodigio que sufrió terriblemente, que amó como nadie, profundo, triste y melancólico, un genio, un gran músico incomprendido.
Haciendo pausas para que uno conozca la aldea donde se encontraba, con todo y su toma de decisiones, su conducta, sus creencias. También conoceremos, tan opuesto a Elias, a un ser desalmado, frío, taimado, pero a su vez: su único amigo, leal desde el principio y para siempre.
Y aquella idea, aquella filosofía que lo llevó a la muerte, adquirida en un momento de cansancio por la vida, cuando la escuchó de un predicador, clavándosele en el pecho.
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