Tekon Kinkurîto
Director: Michael Arias
Guionista: Anthony Weintraub (basado en el manga de Taiyou Matsumoto)
País: Japón:
Año: 2006
Duración: 111 min. aprox.
Género / Tópico: Animación - Fantástico. Ciencia ficción / Yakuza & Triada - Distopía
Sinopsis: En Ciudad Tesoro, donde la luna sonríe y los chicos pueden volar, la vida puede ser tan maravillosa como terrible. Kuro y Shiro, dos huérfanos que se buscan la vida como pueden, otean la ciudad como halcones. Su reinado en las alturas tocará a su fin cuando aparezca un grupo de mafiosos. La ciudad está en peligro, y Kuro y Shiro están dispuestos a acudir al rescate aunque tengan que enfrentarse a la yakuza y sus "aliens asesinos".
NOTA: 8.4 / 10
(Ver escala de valoración)
Metafísica, espiritualidad y urbanidad. Adaptación del manga homónimo de Taiyō Matsumoto publicado originalmente en 1993-1994. Dirigida por Michael Arias (norteamericano residente de Tokio, quien ha estado a cargo de los efectos visuales de películas como The Abyss (1989) de James Cameron o La princesa Mononoke (1997) de Miyazaki) y animada por Studio 4°C. En ocasiones, con ciertas reminiscencias a Paprika (2006) de Satoshi Kon, estrenada ese mismo año, y a Akira (1988) de Katsuhiro Ôtomo.
Una propuesta bastante grata (para mí, a excepción del final) que, no sé cómo no había visto. Arias logra crear una rica imaginería alrededor de la metrópolis japonesa, Ciudad Tesoro, custodiada por dos niños huérfanos autodenominados, Los Gatos. Negro y Blanco, vigilantes, rondan desde las alturas su ciudad, robando ocasionalmente unas monedas y protegiéndola, equilibrando el caos y la violencia de las acciones de su contraparte, un grupo de yakuzas liderados por Suzuki. Un ecosistema “perfecto” hasta la aparición de Snake, representante de una asociación inmobiliaria busca convertir Ciudad Tesoro en un gigantesco parque de diversiones, ello en contra de La Rata Suzuki y Los Gatos Negro y Blanco. Acompañado de tres asesinos a sueldo alienígenas, ¿quién podrá detener a Snake, quién podrá defender Ciudad Tesoro?
Decadente, melancólica y visionaria, de encanto y sensibilidad; se conduce a través de la filosofía taoísta, y es que pese a su violencia y retrato de una humanidad distante, no es una obra nihilista, sino una historia que vira entre la muerte y la resurrección, entre la oscuridad y la luz. La animación un plus, de características más extravagantes y dinámicas, lejos de la “pulcritud” del anime japonés; en pos de la metamorfosis y el onirismo inocente de Blanco, que brota lleno de vida y color, así como el de Negro, monstruoso y de corte más oscuro y psicodélico; un aspecto visual que juega a la par con la trascendencia de sus diálogos.
Sin duda, un buen debut de Michael Arias. A tener en cuenta su segundo largometraje animado Harmony (2015) que codirige con Takashi Nakamura.
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