viernes, 22 de octubre de 2010

Das Experiment


El experimento

Director: Oliver Hirschbiegel
País: Alemania
Año: 2001
Duración: 120 min. aprox.
Trailer


El experimento es un drama carcelario basado en hechos reales. ¿Qué tan fiel es a la realidad? Pues… una versión de él, toma el experimento de Stanford, sus premisas, objetivos, variables y el factor fallido, cambia uno que otro aspecto en cuanto a los personajes (la perspectiva es a través de uno de ellos) y a partir de la mitad aprox. todo se tergiversa en algo fatalista, sumamente fatalista y efectista, pero vamos, no es un documental sino una película.

El argumento del experimento bebe mucho del análisis conductual de Skinner, donde las características principales que podemos ver son las de que el objeto de estudio es la conducta individual y su análisis experimental como el enfoque metodológico, que los factores ambientales controlan la conducta, y que su campo de aplicación son los ambientes sociales o institucionales (en este caso).

Zimbardo, quien hizo el experimento en la realidad, intentaba mostrar que las conductas desarrolladas por el hombre en un ambiente extremo dependen directamente de los roles sociales que ejercen. Esto es, en pocas palabras, que alguien bueno bajo ciertas circunstancias y en cierta posición por bueno que sea será malo, sin falla. Este experimento, el real, no llegó a su fin, ya que además de las críticas éticas que le azuzaban está el hecho de que perdieron el control y sin alternativa se canceló, por la seguridad mental de participantes.

La base de la película es como la del experimento.

Comienza con nuestro protagonista, un taxista-periodista que cacha un anuncio en el periódico, el cual solicita a un número de hombres a participar en un experimento científico, a cambio ganaran una cuantiosa suma. El trato luce cómodo: poco tiempo, un dinero muy aceptable y una labor sencilla.
Con el objetivo de analizar el comportamiento humano bajo una situación extrema se crea una prisión simulada donde 20 hombres por 2 semanas actuaran según el rol que se les asignó. 8 serán guardias y 12 prisioneros. Básicamente es esto, la regla es: tienen que tomar en serio su papel o todo se cancela, los presos en lugar de nombre tienen números y tienen que obedecer, los guardias tienen que hacerse respetar a toda costa, ellos tienen el poder en la prisión, pueden usar cualquier medio menos la violencia física. Sin embargo, todo se sale de control cuando más que tomar el asunto en serio lo hacen muy en serio.

La actuación de los 20 hombres es… aceptable. Puede parecer inverosímil su comportamiento, pero expone de buena manera una de las críticas con que lidió el proyecto original: ¿qué tan cierto es el comportamiento cuando estás personas ya tienen un estereotipo en mente sobre el comportamiento de un preso y un guardia? ¿es una conducta predispuesta? Lo es, al principio.

Las escenas son adecuadas, nos muestra la evolución del ser humano, tanto en una posición de sobrevivencia, subyugados, como la degradación que corroe por el poder. Claro… ya al final es pura exageración. El ambiente es claustrofóbico y limitado (aún cuando es en exteriores), eso es bueno, y no da explicaciones psicológicas, eso igual es bueno. Lo que es muy… sobrado, es la relación amorosa del protagonista, ¿eso qué? Pero en fin.

Como vengo diciendo, después de casi la mitad toma su propio camino: el efectista, y: no hace ningún análisis, quizá sea un punto muy negativo si lo que buscan ustedes es que se apegue a la realidad (yo digo: es una adaptación libre, así que no hay que quejarse) o lo que quieren es “aprender” (si buscan esto es mucho mejor que lean, es como optar por ver la película en lugar de leer el libro). Como ilustración, bosquejo, vale.

Para terminar, un fragmento de una entrevista a Zimbardo:

KINDSEIN: ¿En qué consistió su famoso Experimento de la Prisión de Stanford?
Dr. Zimbardo: Fue mi intento para determinar qué ocurre cuando pones a gente buena en un lugar malvado: ¿Triunfa la humanidad, o la fuerza de la situación puede acabar dominando hasta al más bueno de nosotros? Mis estudiantes de Stanford, Craig Haney y Curt Banks, y yo creamos un ambiente carcelario muy realista, una "mala cesta" en la que colocamos a 24 individuos voluntarios seleccionados entre estudiantes universitarios para un experimento de dos semanas. Les elegimos de entre 75 voluntarios que pasaron una batería de tests psicológicos. Tirando una moneda al aire, se decidía quién iba a hacer el papel de preso y quién el de guarda. Naturalmente, los prisioneros vivían allí día y noche, y los guardas hacían un turno de 8 horas. Al principio, no pasó nada, pero la segunda mañana los prisioneros se rebelaron, los guardas frenaron la rebelión y después crearon medidas contra los "prisioneros peligrosos". Desde ese momento, el abuso, la agresión, e incluso el placer sádico en humillar a los prisioneros se convirtió en una norma. A las 36 horas, un prisionero tuvo un colapso emocional y tuvo que ser liberado, y volvió a ocurrir a otros prisioneros en los siguientes cuatro días. Chicos buenos y normales se habían corrompido por el poder de su papel y por el soporte institucional para desempeñarlo que les diferenciaba de sus humildes prisioneros. Se probó que la "mala cesta" tenía un efecto tóxico en nuestras "manzanas sanas". Nuestro estudio de dos semanas tuvo que parar antes de tiempo después de sólo seis días porque cada vez estaba más fuera de control.
KINDSEIN: ¿Cómo acabó el estudio?
Dr. Zimbardo: El quinto día del experimento, una estudiante recién doctorada de Stanford, Christina Maslach, vio cómo los guardas colocaban bolsas en las cabezas de los prisioneros y les hacían desfilar con las piernas encadenadas, como zombies, mientras los guardas les gritaban barbaridades. Maslach salió llorando. Había empezado a salir con ella, y me gritó: «No estoy segura querer tener algo que ver contigo si esta es la clase de persona que eres. Es horrible lo que estás haciendo a esos chicos». Esa doble bofetada en la cara fue la catálisis para que me diera cuenta de que el estudio había funcionado demasiado bien y de que esa poderosa situación me había corrompido también a mí. Paramos el estudio al día siguiente.


Para informarse en la realidad lean sobre el Dr. Zimbardo, El experimento de Stanford y el Efecto Lucifer.

Ah, si la ven que de preferencia sea ésta, no el remake que acaban de sacar en E.U.A. a cargo del creador de Prison Break (bien obsesionado con la cárcel).

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