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Eso sucedió: la muestra de fotos, hoy por la mañana.
De ahí pasé con mi familia, nada más encontré a dos de mis hermanos menores. Una viendo una película de Burton (una de sus favoritas desde los 5 años, actualmente tiene 8) y el otro jugando PS2.
Entonces la suma queda así:
Perro sin cabeza asomando la espina dorsal + perro agonizando con el cuerpo despedazado + Sleepy Hollow + El recuerdo de un programa con su toque amarillista = Frankenstein-Herbert West-Robert White, aderezado con un jinete haciendo rodar cabezas.
Frankestein: con retazos de cadáver cual diestro cirujano con la emotividad de un estudiante de corte y confección, da origen, da vida, crea vida en algo donde ya no existía tal. Su hazaña: un ser más complejo de lo que se supone, trágico y vengativo, sensible. Resultado: La criatura contra su creador y la autodestrucción. Ficción.
Herbert West: El reanimador de cadáveres animales y humanos, de extremidades también. Obsesionado. Buscando el retorno de la muerte a la vida. Su hazaña: Lo consigue. Animales y seres humanos sin consciencia resurgidos y bestiales, extremidades amorfas reanimadas, una cabeza por separado consciente. Resultado: Una horda de criaturas amorfas resurgidas de la muerte, con un líder al mando, ambiciosas, conscientes. La destrucción del creador. Ficción.
Robert White: Neurocirujano, donde sus estudios y ambiciones lo llevan a una idea: trasplantar una cabeza, o mejor dicho, transplantarle un cuerpo a una cabeza. Como resolución inmediata: la respuesta a problemas cuadrapléjicos y similares. Como algo muy soñar y muy ambicioso, suponiendo que la fuente de vida es el cerebro y que si el cuerpo no caducará tan pronto duraría más: una vida prolongada que se basa en desechar contenedores (cuerpos). Su hazaña: en breve: despojar a un mono de su cabeza y ponérsela a otro, obteniendo como respuesta: que el mono en su nuevo cuerpo despertase con todos sus sentidos, podía escuchar, ver, “moverse” (abrir la boca, balbucear, parpadear, etc.), sentir y oler, pero sin control del cuerpo, un cuerpo inmóvil. Obviamente después murió. Resultado: del prestigio que tenía le quedó poco, fue tachado de anti-ético e inmoral, de un Frankenstein moderno, quedando marcado por mucho tiempo. Criticado por expertos en el tema, y calificado de aborrecible. Realidad.
¿Qué será más deseable, que un cuadrapléjico tenga un nuevo cuerpo, o que nuestro cerebro sea trasplantado a un nuevo cuerpo para perdurar más?
¿Suena a pretexto el "cambio de cabeza" para ayudar a una persona cuadrapléjica cuando es más sencillo investigar y estudiar más para poder repara el daño en la médula?
Cosas para jugar.