jueves, 23 de noviembre de 2017

No Tomorrow: A Turbo Kid Tale


Directores: Anouk Whissell, François Simard yYoann-Karl Whissell
Guionistas: Anouk Whissell, François Simard y Yoann-Karl Whissell
País: Canadá
Año: 2016
Duración: 8 min. aprox.

Género / Tópico: Acción - Ciencia ficción - Comedia / Cortometraje - Precuela

Sinopsis: Cortometraje que sigue a Apple en su aventura desde el otro lado de Wasteland, justo antes de su memorable encuentro con Turbo Kid.


A los fanáticos de Turbo Kid (y más aún de Apple) esta bonita fantasía post-apocalíptica les va a encantar. 

Precuela protagonizada por la bellísima Laurence Leboeuf y musicalizada por el synthwave de Le Matos (mientras escribo esto escucho su disco Join us, chécalo en spotify). ¿Qué decir de No Tomorrow? El colectivo RKSS vuelve a invitarnos a mirar hacía sus bastos y estériles paisajes para asistir a una aventura más (o una aventura previa) de Apple, para quien la amistad lo es todo en este mundo, el poder de la amistad. 
El lado más dulce del “universo Mad Max”, en donde las amputaciones, muertes y explosiones, son tan tiernas como un unicornio ascendiendo por un arcoíris. 

Si no has visto Turbo Kid NO sugiero ver el corto, además de tenerlo menos afecto hay spoiler. 

Por último, ¿sabías que se está trabajando en Turbo Kid 2? El proyecto fue anunciado el año pasado, sin embargo no siempre se cumplen… y… no sé si para mal o para bien éste continúa marchando.


viernes, 17 de noviembre de 2017

Good Time


Directores: Ben Safdie y Joshua Safdie
Guionistas: Ronald Bronstein y Joshua Safdie
País: E.U.A.
Año: 2017
Duración: 99 min. aprox.
Trailer

Género / Tópico: Thriller / Cine independiente

Sinopsis: Después de que el robo de un banco acabe con su hermano pequeño en prisión, Constantine Nikas se embarca en una odisea a través del mundo subterráneo de la ciudad en un intento, tan desesperado como peligroso, por conseguir el dinero de la fianza para poder sacar a su hermano de la cárcel.


Reparto / Personajes

Robert Pattinson es Connie Nikas
Benny Safdie es Nick Nikas
Taliah Webster es Crystal
Jennifer Jason Leigh es Corey
Barkhad Abdi es el guardia de seguridad del parque
Peter Verby es el psiquiatra
Entre otros

NOTA: 8.3 / 10
(Ver la escala de valoración)


Interesantísima y frenética película representante del mumblecore y el cine indie. Si acaso no estás tan familiarizado con los términos (cabe mencionar que es muy delgada la línea que los separa) demos un repaso rápido: Sabemos, el cine independiente es aquel que está alejado de las grandes industrias, en consecuencia, su espectacularidad recae en el guion y el lenguaje cinematográfico, ensalzando la cotidianidad de sus personajes, generalmente parias de la sociedad. Con el tiempo la calidad de este cine es reconocida, y es creado el Festival de Cine de Sundance… y como es obvio: las grandes industrias deciden también hacer cine independiente, para muchos, perdiendo su esencia. Y es entonces que nace el mumblecore (el cine indie del cine indie), apostando por la naturalidad y el realismo (empleando ocasionalmente actores aficionados o personas que no son actores), cámara en mano, cuadros sucios, ruido, etc. 

De ascendencia judía, Benny y Josh Safdie, son un par de cineastas nacidos en las calles de Queens y Manhattan, con una inquietud permanente por mostrar la decadencia ¿y por qué no? la calidez de los barrios neoyorkinos y sus habitantes menos favorecidos. Ya lo mostraban con su largometraje anterior (y debido al cual, la totalidad de su trabajo cobra interés): Heaven Knows What (2014), cual Christiane F (1981) de Uli Edel pero menos oscura, narra la destructiva vida de Arielle Holmes (gracias a los Safdie, en la vida real, pasa de indigente drogadicta a actriz desintoxicada) al filo de la heroína y el amor. Pues bien, Good Time (un título irónico) tiende más a la ficción que al retrato documental, mezcla del realismo Safdie y el género de atracos, resultando en un efectivo thriller de amor fraternal, protagonizado por Connie (Pattinson), un no muy avispado ladrón, y su hermano discapacitado mentalmente, Nick. Ambos hombres “hechos y derechos” de poco más de 30 años, y sin embargo, común al estereotipo del marginado que se crío en las calles (en este caso, bajo la dura mano de su abuela): dos hombres carentes de empatía, es como si fueran ellos contra el mundo. Ante la primera oportunidad, dispuestos a robar, mentir, golpear, destruir, puesto que el único amor (y confianza) es la que sienten uno por el otro, y en nada ni en nadie más.

Ficción en el sólo acto de crear una historia; realismo en el entramado y las decisiones argumentales de dicha historia; ficción a través de su abordaje frenético y secuencial (banco – hospital/prisión – casa – parque – edificio); realismo en las localizaciones y caracterización de sus personajes. Elementos unificados por la grandiosa fotografía de Price Williams, y desde aquí, no me espero al final de esto que escribo, menciono el trabajo alucinante de Pattinson, sumergido en una espiral nocturna de desesperación por recuperar a su hermano. 

Cámara en mano con la constante del primer primerísimo plano, la película inicia pendiente de las facciones y gestos de un mentalmente vulnerable Nick. Estamos asistiendo a su evaluación psiquiátrica, en donde una vez el médico apenas ha obtenido un poco de información es interrumpido por la aparición de Connie. Opuesto a su hermano, su andar es ciclónico, impreciso. Desfachatado, doliente, protector, ansioso, torpe, oprimido, vacío, como si estuviese, más que enojado con la vida, aterrorizado y presto a huir no sin antes haber dado algunos zarpazos. Ése es Connie. Tóxico y leal a Nick. No conocemos el pasado de estos hermanos ni las circunstancias que les llevaron a robar, sin embargo, son…  extrañamente creíbles, y la historia del crimen un mero pretexto para un examen más exhaustivo del amor fraternal disfuncional. Y no es chocante ni melodramático, sólo afectuoso, violento, y áspero pero jamás gratuito. 

Y no sólo la historia es apreciable. Sino cada uno de sus personajes secundarios. Desde el psiquiatra asignado por el tribunal, a los oficiales, la adolescente afroamericana y su abuela, e incluso la novia de Connie (que bien podría ser su madre) interpretada por Jennifer Jason, a quien recordarás en Los odiosos ocho (2015) de Tarantino. Todos ellos personas ignoradas, unos humildes otros delincuentes en forma y otros sencillamente "viendo pasar la existencia". Otro gran acierto son las localizaciones, dibujándonos sus hogares y la urbanidad de este "mundo subterráneo". También es debido puntualizar la tácita crítica hacía los prejuicios sociales, muy superficial pero presente: raciales (las máscaras al atracar el banco), y de carácter marginal (el primer encuentro con la policía), y por supuesto, aunque menos sutil y más humorístico, al abuso de autoridad cuando Connie y Crystal ven la Tv. 

Un filme bastante singular. Agradable. Desde su factura técnica que ya mencionábamos al principio: sus sempiternos primeros planos, herméticos y agitados, a su ambientación retro que nos recuerdan esos filmes urbanos como Taxi Drive (1976) y Dog Day Afternoon (1975)… y una banda sonora ideal: psicodelia electrónica a lo Tangerine Dream (ligeramente atorrante) coronada por la melodiosa colaboración de Iggy Pop y Oneohtrix Point Never. 

Ganadora en el International Cinephile Society Awards a Mejor Actor (Pattinson) y nominada a La Palma de Oro en el Festival de Cannes (la ganó The Square de Ruben Östlund, no la he visto, descubrí que las comedias negras suecas no son muy mío). 

Hay que verla.



Frases

Cruza la habitación... si alguna vez te han culpado por algo que no has hecho.

Cruza la habitación... si alguna vez has estado solo

Todos los días pienso en desenredar las cuerdas que me atan y llevar una vida pura. Miro hacia el cielo y se que no va ha suceder... Pero es un buen sueño. Muerte, hazme valiente. Algún día, lo juro, vamos a ir a un lugar en donde podamos hacer todo lo que queramos, y acariciaremos esos cocodrilos. 

Estará siendo exhibida en la Cineteca Nacional dentro de la 63 muestra de cine internacional a partir del 27 de Noviembre. Puedes asistir, o también verla en casa. Te dejo unos enlaces:

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Y para Ver Online en gnula aquí.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

The Merciless


Bulhandang

Director: Byun Sung-Hyun
Guionista: Byun Sung-Hyun
País: Corea del Sur
Año: 2017
Duración: 117 min. aprox.
Trailer

Género / Tópico: Thriller / Crimen

Sinopsis: Jae-Ho, el jefe de una banda, dicta las normas dentro de la cárcel. Pero su autoridad se verá cuestionada tras la llegada del recién llegado Hyun-Soo.


Reparto / Personajes

Jun-ho Heo es Kim Sung-han
Si-wan Im es Hyun-soo
Seong-oh Kim es Jeong Seung-pil
Hee-won Kim es Go Byeong-gap
Kyeong-yeong Lee es Go Byeong-cheol
Jang In-sub es Min-cheol
Entre otros


NOTA: 6.8 / 10


Ojalá los días tuviesen más horas o las semanas más días… o simplemente, tuviese la capacidad para organizar mejor mí tiempo…. ¡En fin! De manera más esporádica pero constante, ése es el plan, retomo la escritura del blog; y que mejor forma que abordando el Festival de Cannes del 2017, del total de filmes exhibidos intentaré conseguir y charlar por acá 15 de ellos, ya veré si más, porque también quiero abordar un número de títulos similar de los exhibidos en el Festival de Sitges 2017.

En cuanto al septuagésimo Festival de Cannes, cabe mencionar la buena aceptación que tiene el cine coreano, demostrada esta vez con la proyección de 5 películas (no son muchas, pero sí más que las rusas, alemanas, suizas, etc., la mayoría como bien sabes, son francesas –el festival es francés– y estadounidenses). Me agrada. Siempre el cine surcoreano nos da muestra de su preocupación estética y su particular inquietud artística. Esta vez los títulos son Okja, Claire’s Camera, The Day After, The Villainess y ésta, The Merciless.

Ganadora al Premio al Mejor Actor por la participación de Kyoung-gu Sul, en el Grand Bell Awards (el primero festival de cine surcoreano), The Merciless es la segunda película de Byun Sung-Hyun. Un thriller de acción criminal ambientado en la ciudad costera de Busan. Byun Sung-Hyun parte de una escena introductoria fantástica, en donde dos de estos criminales conversan sobre el paralelismo entre la gastronomía marisquera y el asesinato a sangre fría. Un comienzo violento cargado de cinismo y humor, que nos sugiere pensar que estamos ante una versión más oscura, desfachatada e inteligente del cine de gánsteres… Desgraciadamente no es así. No por ello deja de ser entretenida (hasta cierto punto) y divertida, sin embargo, el hecho de servirse de un entramado excesivo de clichés criminales, y el abuso de los giros argumentales, le restan puntos. Demasiado ambicioso tal vez.

Con reminiscencias a la hongkonesa Infernal Affairs (2002) de Chong y Mak… posiblemente no la recuerdes como tal, pero sí su remake protagonizado por Leonardo DiCaprio: Infiltrados (2006). El filme de Byun gira entorno a la relación fraternal entre el joven Hyun-soo y el veterano Kim Sung-han, la cual más que una relación, es una amistad surgida de la convivencia diaria en prisión, y la ayuda mutua para sobrevivir a la brutalidad de la corrupción y rivalidad carcelaria. En la superficie Hyun-soo es un joven insolente dispuesto a pelear con cualquier que se cruce en su camino, pero en realidad es un policía obligado por las circunstancias a permanecer en prisión por 3 años y ganarse la confianza de un importante miembro de la mafia coreana, Kim Sung-han. Quien más sabio y prudente, frío y calculador, no sólo logra hacerse del control de la prisión, sino que a su salida, tiene la intención de liderar su asociación criminal aunque para esto deba de traicionar y matar a su jefe. 

A través del uso de flashbacks bien estructurados (aunque excesivos), The Mercilles funciona como un rompecabezas, en donde cada pieza revela más detalles, consiguiendo girar el argumento más de una vez. Un ir y venir de secretos compartidos y traiciones. Aportando con el tiempo mayor sustancialidad a sus personajes inicialmente incompletos, pero a su vez, cayendo en una insistencia tal por sorprender, que lo impredecible es predeciblemente impredecible. Restando por su puesto nuestro interés como espectador una vez transcurridos los dos primeros tercios del filme. Es uno de esos metrajes que a pesar de la acción y violencia pulsátil, te deja esa sempiterna sensación de que le sobra tiempo.

De modo que, en contra yace su ambición e intento por sorprendernos, y que finalmente resulta una obra dramáticamente conservadora, sin embargo es bien tolerable gracias al humor negro presente en la mayoría de las situaciones importantes. También al carisma de sus personajes, y a la actuación en específico de Kyoung-gu Sul; así como a sus coreografías dotadas de energía, la versatilidad de la cámara en ocasiones también desfachatada, la exquisita fotografía destacando la oscuridad portuaria y en sí, toda la tropelía de nuestros queridos traficantes de metanfetaminas.

En general, un buen trabajo de Byun Sung-Hyun, quien hasta entonces sólo había escrito y dirigido una comedia romántica y un musical. Sin duda, un filme que hay que ver si gustas del cine de acción y más aún del cine de suspenso “neo-noir coreano”. 



La moraleja de la historia es: No creas nunca en nadie. Cree en las circunstancias.


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domingo, 5 de noviembre de 2017

Free Fire


Director: Ben Wheatley
Guionista: Ben Wheatley
País: Reino Unido
Año: 2016
Duración: 90 min. aprox.
Trailer

Género / Tópico: Thriller - Acción / Años 70 - Comedia negra

Sinopsis: Boston, año 1978. El líder de una banda que trafica con armas está realizando una venta a un par de irlandeses en un almacén abandonado. Pero el intercambio comienza a complicarse hasta extremos insospechados y no tardará en iniciarse un largo tiroteo.


Reparto / Personajes

Sharlto Copley es Vernon
Cillian Murphy es Chris
Brie Larson es Justine
Michael Smiley es Frank
Babou Ceesay es Martin
Noah Taylor es Gordon
Jack Reynor es Harry
Enzo Cilenti es Bernie
Sam Riley es Stevo
Entre otros


NOTA: 6.5 / 10


Un trato de compra-venta de armas que salió mal… Esto podría definir la película en su totalidad.

A veces me pregunto, ¿qué tanto puedo escribir sobre una película? Y es que hay filmes increíblemente grandiosos, una filosofía de vida, otros densos, simbólicos y surrealistas. Todo un tema de discusión. Pero ése no es el caso de Free Fire. De hecho Free Fire es la opción perfecta para ver cuando no quieres pensar mucho, y es una muestra del cine de acción más básico e hilarante, aún más básico qué… Hardcore Henry, por citar un ejemplo. Quiero pensar que la última película del director británico Ben Wheatley, no solamente brilla por el nombre de su director y guionista o de su reparto, y que la palabra adecuada no es “básica”, sino Conceptual. 

Es 1978, y Justine ha negociado un acuerdo para la compra y venta de armas en un almacén abandonado, entre los hombres del Ejército Republicano Irlandés, Chris y Frank, seguidos por Bernie y Stevo, contratados para la carga y descarga de la mercancía; y su contraparte, los traficantes Vernon, un pretensioso sudafricano inglés, y Martin, ex-pantera negra, quienes a su vez están acompañados por Gordon y Harry, responsables de descargar las armas; y el intermediario Ord. Una palpable rivalidad nacionalista norteamericana-inglesa-irlandesa, 30 rifles de asalto y su equivalente en dinero, no hacen más que aumentar la tensión durante la transacción en donde la desconfianza y el ego se dejan escuchar a través de jactanciosas amenazas. Sin embargo, todo marcha en orden, hasta que un hecho insignificante para el negocio (no así para los involucrados) sale a luz, provocando el primero disparo y con ello, el pandemónium. El lugar estalla en una andada de disparos sin tregua en donde el caos y el delirio más absurdo imperan. Matar o morir, o mejor dicho: o escapas con el dinero, o no dejas que nadie escape. 

Una estrecha coreografía y un guión aún más ajustado hacen de la zona de guerra un escenario compacto, en donde las bromas rebotan entre los escombros tanto como las balas. Aquí es donde el trabajo de Laurie Rose (director de cámaras y fotografía) cobra importancia, cubriendo todos los ángulos que le son posibles, considerando la cantidad de personajes involucrados, sin duda un desafío logístico.  Y es que más de una vez puede ser difícil discernir quién está disparando a quién (y a ciertas alturas, no sólo quién sino por qué). Más humorístico que sangriento, logra mantener el interés en el caos orquestado cuidadosamente por más de una hora. 

Un título… interesante ¿por qué no?, que se suma a la filmografía tan personal y sin embargo multifacética de Wheatley. En la cual podemos encontrar el terror más oscuro en Kill List (2011), la comedia negra en la road movie Sightseers (2012), la psicodelia del siglo XVII en A Field in England (2013) o la sardónica crítica social de High-Rise (2015). En Free Fire, un enfoque más conceptual, a lo Reservoir Dogs (1992) pero sin flashbacks, en donde la historia se resume en una acción: el tiroteo, y nada más. 

¿Qué decir de la ambientación? Me ha encantado la época, además del vestuario el hecho de que ninguno de nuestros personajes puede desde su trinchera pedir refuerzos usando su celular, dependiendo así del único teléfono fijo disponible, una empresa tan complicada de conseguir como huir con el dinero. En cuanto al elenco, genial. De hecho llegué a pensar: ¿en eso se habrá gastado el presupuesto Wheatley? Genial por las caras que vemos, aunque siendo honestos… tristemente ninguno de ellos puede interpretar un gran papel (de hecho, es donde menos he visto brillar el histrionismo de Copley), porque su papel se remite a disparar pecho tierra y decir una que otra ocurrencia. En fin. Tenemos a Armie Hammer quien ese mismo año participo en la aclamada Nocturnal Animals; Brie Larson, quien ganó el Oscar a Mejor Actriz por Room en el 2015; El excéntrico Copley conocido por películas en District 9 (2009) y Hardcore Henry (2015); a Cillian Murphy, tan hermoso… que recordarás como El Espantapájaros en las películas de Batman de Christopher Nolan o 28 Days Later (2002), pero es más que eso, un par de películas irlandesas muy buenas protagonizadas por él son Breakfast on Pluto (2005) y The Wind that Shakes the Barley (2006), ¡debes verlas!; Jack Reynor que ese mismo año participó en la bonita Sing Street; a Sam Riley interpretando a Ian Curtis en Control (2007); Noah Taylor, un actor generalmente secundario que me agrada mucho desde que lo vi en Red White & Blue (2010); y Michael Smiley, una constante de Wheatley.

Ganadora del Premio del Público (Locura de medianoche) durante el Festival de Cine Internacional de Toronto. Un filme que en algún momento puede tornarse cansino, sin embargo, el carisma de sus personajes me parece lo saca avante. De buena factura técnica, atmósfera claustrofóbica, y aunque no siempre sus chistes resulten divertidos, creo que se tolera muy bien la hora con treinta minutos que dura. En la filmografía de Wheatley, un título de menor atractivo que sus antecesores, pero que si eres seguidor del director, debes de ver.

Como dato extra, Wheatley cuenta que se inspiró en un informe real que leyó acerca de un tiroteo en Miami de los años 80s, y el escenario, antes de liarse y para poderlo llevar a la vida real, lo hizo en la plataforma de Minecraft. 



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viernes, 3 de noviembre de 2017

Siberia, Monamour


Director: Slava Ross
Guión: Slava Ross
País: Rusia
Año: 2011
Duración: 105 min. aprox.

Género: Drama

Sinopsis: Trata sobre un abuelo y su nieto, perdidos en el fin del mundo de una Siberia deshumanizada, y rodeados de ladrones sin escrúpulos y perros salvajes, en mitad del crudo invierno ruso y prácticamente sin víveres para subsistir.

Reparto / Personajes

Pyotr Zaychenko es el abuelo
Mikhail Protsko es Leshia
Sergey Novikov es Yura
Lidiya Bayrashevskaya es Anna
Nikolay Kozak es el capitán
Maksim Emelyanov es el joven soldado
Sergey Puskepalis es el coronel
Entre otros


NOTA: 8 / 10


Siberia, Monamour es la segunda película de Vyacheslav Ross, conocido como Slava Ross. Ganadora del Premio “Descubrimiento del año”, otorgado por la Academia Rusa de las Artes y Ciencias Cinematográficas en los Nika Award del 2012. Una película que versa sobre la naturaleza humana y el alma rusa propuesta por Gógol, Tolstói, o Dostoyevski (que bien puede aplicarse a todos aquellos lugares en donde se sobrevive, olvidados de la “mirada de dios”, y aún con fe en el prójimo). Un viejo y devoto ermitaño, un niño atrapado en un pozo, un capitán del ejército destruido por la guerra y ladrones, cual perros ferales, acechando en la taiga siberiana. Son algunos de los personajes de los cuales se sirve Slava Ross para estructurar un filme constituido de eventos dramáticos, cada cual más desmesurado y trágico que el anterior. 

Sobrevivientes de un clima hostil durante una época aún más hostil. En el centro de la película encontramos a Leshia, un niño de 7 años que vive bajo el cuidado de su devoto, estricto y solitario abuelo; aburrido de la monotonía y autosuficiente, espera junto a su fiel compañero (un husky siberiano a medio domesticar) el regreso de su padre, quien partió a la guerra hace mucho. Aún consciente de la cruda realidad, Leshia no deja de ser un niño, imaginativo y lleno de esperanza, no en el dios de su abuelo, sino en la vida misma. Junto a ellos está el tío Yura, preocupado los visita y proporciona suministros, en contra del tempestuoso clima, de los perros que han devorado a más de un hombre, y de la desaprobación de su esposa. Paralelamente, en otra historia, observamos a un veterano de la guerra de Chechenia y a un joven recluta, enviados al pueblo Monamour por una prostituta para su disoluto y cruel comandante. El uno cansado y derrotado, el otro aún idealista. Juntos encontrarán en dicha prostituta un sentido de la vida, finalmente no todo es destrucción y muerte, también pueden proteger a alguien.

Ross aumenta la tensión conforme crecen las relaciones humanas (quebradas, torpes, adustas) hasta unificar las dos historias, no sin antes (y después), propugnar al espiritualismo más secular y la fe en la humanidad, a medida que hombres y animales se atacan implacablemente en un escenario en donde la locura, el hambre y el asesinato, son latentes amenazas. Una serena batalla entre la brutalidad y la salvación. 

Un filme diferente con un final diferente. Con menos acción de lo que el trailer sugiere y plegado de clichés rusos melodramáticos y sin embargo, frío. Nunca deja de ser frío (la violencia es tan común que poco impresiona a nuestros personajes), apuntando hacia un final para nuestros huérfanos y parias de lo más surrealista. Un retrato no sólo humano, sino de una Rusia confusa y vapuleada, de una colonización que recordemos, no fue impulsada por la economía o su densidad poblacional, sino por circunstancias de huida.

A pesar de algunas carencias técnicas, la fotografía es excepcional, consiguiendo generar una atmósfera naturalista a través de sus paisajes helados y otoñales, así como desolada gracias a la decadencia de sus interiores y la caracterización de sus personajes silenciosos y de gestos estoicos ante la adversidad. También debo destacar su poca contundencia en los papeles protagónicos (esto suele ser negativo en el cine, aquí no tanto): el niño y su abuelo son los protagonistas, pero Ross se distrae (reduciendo intensidad en la historia principal ) con sus otros personajes, barajando más situaciones, quizá con el afán de reforzar su mensaje, y con ello, minimizando un poco el efecto emocional que podría causar en el espectador. No obstante, no deja de ser una buena opción del cine ruso más representativo.



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