Director: Park Chan-Wook
País: Corea del Sur
Año: 2000
Duración: 110 min. aprox.
Duración: 110 min. aprox.
¡Excelente! De esas cosas que al final uno piensa: ¿Cómo es que no la vi antes?, y/o ¿Y pensaba que no me iba a gustar? ¡Rayos, en qué estaba pensando! Si les va Park, el cine asiático o más en específico el coreano, desde ya pueden verla (sin leer lo que pongo abajo). Un thriller de intriga militar con trasfondo político que prefiere no enfocarse a ello para hacer un llamado de consciencia, objetivo y trágico, antibelicista.
La primera vez que supe de esta película fue en el 2007, cuando firmaron la declaración de “paz y prosperidad” los jefes de estado de las Coreas, algo muy distante a la actualidad del “listos para guerrear” encausado por el bombardeo del año pasado, en ese entonces hasta se comentaba el deseo de abandonar el armisticio de décadas y décadas de forma definitiva. El jefe de estado de Corea del Sur le entrego a su contraparte del Norte entre otras cosas, esta película. En ese entonces ya me había visto la trilogía de la Venganza y el escuchar el nombre de Park accionó mi interés… pero esto del thriller militar y de intriga no me entusiasmaba, así que lo dejé pendiente hasta ahora (gracias a que me obsequiaron el DVD).
Con poca emoción abordé esta película y así permanecí durante los primeros 20 minutos aprox. hasta que el giro argumental me enganchó. El planteamiento es: en el área de seguridad compartida, en la frontera que divide ambas Coreas sucede un doble homicidio que de no ser tratado con tacto puede desencadenar una guerra. La imagen que tenemos son tres militares norcoreanos en el puesto de vigilancia de su lado, interrumpidos por un surcoreano, una situación turbulenta, disparos y la sangre golpeando su alrededor. El surcoreano huye de la escena cojeando mientras ambos bandos al escuchar la alarma y siempre atentos ante cualquier tentativa comienzan a disparar. La versión norcoreana es precisamente lo que vemos: el surcoreano irrumpió asesinando. La versión del sur: el surcoreano fue secuestrado y llevado ahí, él actuó en defensa propia para escapar. Un asunto que en pos de resolver de la forma más diplomática posible queda a cargo de un organismo neutral de Suiza, encabezado en este momento por Sophie E. Jean (una coreana que por primera vez pisa Corea). La misión de ella es investigar el caso y dar con la verdad, la pista inicial: el arma sólo puede disparar 15 balas y entre los cuerpos y el cargador se encontraron 16.
Hasta aquí me mantuve indiferente, afortunadamente lo que parecía ser un thriller coreano con miras detectivescas se convierte en un drama emocionante y conmovedor. Mediante un largo y lineal flashback se nos da a conocer la verdad tal cual de los hechos (la idea no es confundir ni hacer un puzzle, simplemente mostrarnos la única versión). Así que al diablo el factor de intriga y las indagaciones de Sophie.
Un argumento que nos muestra lo absurdo de la guerra, la paranoia y la tensión permanente entre las coreas, más entre sus habitantes fronterizos y militares, que sin saber nada (secretos militares, de estado) guardan la mayor distancia de comunicación, hermetismo leal a sus repúblicas. Es el deseo de la paz, la posibilidad de convivir, de mirar un puente sin retorno como el cruce de una amistad ya no prohibida.
Algo muy diferente a lo que había visto, a esa crítica política hacia sus sistemas que suele haber, más bien, este filme es un retrato muy humano de cuatro militares: dos del norte y dos del sur que fueron capaces por un momento de olvidar esa permanente tensión y aversión obligada hacia el enemigo para verse como lo que son: después de todo coreanos, después de todo humanos que comparten el mismo ideal y no por ello sienten que traicionan a su patria. Una ilusión que les permite bajar las armas y confiar uno en el otro, compartir tabacos, charlas, abrazarse, jugar, soñar, una camaradería única, como hermanos, aunque las disposiciones políticas los tenga uno contra otro. Como Romeo y Julieta viéndose a escondidas en la oscuridad de la noche.
Una película entrañable, de final amargo, trágico, y hasta cierto punto, de una delicadeza y elegancia única. Curioso, el final pudo haber sido 20 minutos antes, luego 10, después 5 y sin embargo cuando llega, no deja de ser perfecto e ideal.
Puede que no les atraiga el argumento… y me atrevo a defraudar y que después alguien se queje por hacerme caso (igual no me importa :-P) pero es muy recomendable.
Una banda sonora agradable, también la fotografía, la actuación interesante, además de que me pareció simpática: tenemos a Lee Young-Ae, la futura lady Venganza (aquí en un papel muy X y que no me agrada del todo… por su sonrisa pero está bien), Song Kang-Ho que apartir de ésta y dos años después con Mr. Venganza se proyectó a ser siempre protagonista (Memories of murder, The host, Secret sunshine, Thirst, entre otras) y el guapo Lee Byung-hun que apenas empezaba su carrera actoral y protagonizo después A bittersweet life, Addicted, I saw the devil y que salió junto con Song Kang-Ho en lo de El bueno, el malo y el raro. Un reparto que trascendió… y un Park Chan Wook en la dirección quien también trascendió y mucho, ya que era casi desconocido hasta entonces y este film rompió taquillas en su país.
Hay que verla…
Si la quieren descargar ir acá.
1 comentario:
Park está muy cabrón, ya la estoy bajando, a huevo.
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