viernes, 26 de julio de 2013

Araki Nobuyoshi


Cuando atar se convierte en un arte, en un placer de degustación física. La restricción que provee ese abrazo yerto de pasión. Porque maniatar a alguien no sólo significa un acto de abuso y brutalidad, puede leerse también de entrega y confianza, de erotismo y un sinfín de simbolismos en esta relación de sumisión-dominación. 




Nobuyoshi Araki es un fotógrafo japonés con ya 73 años y aún activo; con una carrera, una vida que ha girado en torno a la controversia mediante el bondage, shibari, BDSM en Japón. Rompiendo esquemas, transgrediendo en un país tan ceremonioso y no menos perverso pero si moralista como lo es Japón (un ejemplo de ello, y hasta nuestros días, es común ver la censura de los genitales en la industria pornográfica japonesa).




El artista crea, el espectador interpreta. El significado del arte en ocasiones llega a reducirse a esta cuestión, sin embargo, jamás hay que demeritar las cosas. Que es algo a lo que se enfrentó Araki en un buen tramo de su vida, y aunque hoy que es un sujeto mundialmente reconocido y apreciado en círculos de la industria publicitaria, del modelaje, la música llegando a trabajar con Bjork y otros sectores no quedan muy lejos esos días en los que no sólo se enfrentaba a la crítica de su país sino a problemas de tipo legales, multas y clausuras.




Pero no todo en la vida es glamur, la obra de Nobuyoshi es un reflejo hasta cierto punto de la sociedad japonesa, de su propia vida documentando en uno de sus libros el deceso de su esposa, su decadencia a causa del cáncer, de sus inquietudes, su creatividad. No reduciendo su trabajo a lo que a la que gente tanto le impresiona, el enfoque sexual, también tiene trabajos y exposiciones de la cotidianidad de Japón, paisajes urbanos y retratos que rebosan de libertad, lejos de ataduras.





Concluyo con algunas sugerencias cinematográficas

Arakimentari (2004) es un documental dirigido por Travis Klose que muestra la vida y obra de Nobuyoshi Araki y su impacto en la cultura japonesa.
Traces of a Diary (2010) de Marco Martins y André Príncipe, nos remite a algunos de sus trabajos más significativos de Araki.








Y unos enlaces



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