martes, 27 de mayo de 2014

Al final todos mueren

Directores: Javier Fesser, Javier Botet, Roberto Pérez Toledo, Pablo Vara, David Galán Galindo.
País: España
Año: 2013
Duración: 110 min. aprox.

Género / Tópico: Thriller - Comedia - Romance / Fin del mundo - Película de episodios


Los colectivos en el cine cada año cobra más fuerza, ¿una tendencia pasajera? No lo sé, pero, sin buscar mucho, cada título que cae en mis manos desde antes de verlo ya lo saboreo. No sorprendiéndome ante la irregularidad resultante (característico del cine de episodios que involucra a más de un director) y disfrutando el contraste que ofrece. Porque no me refiero al cine de episodios que tuvo origen con clásicos como Der Müde Tod de Fritz Lang allá en 1921 o Intolerance de Griffith en 1916, sino de esos colectivos en donde distintos directores buscan contribuir en un mismo fin, como en Dead of night de 1945. Las últimas que recuerdo haber visto Horror stories y The doomsday book.

No sé si es consciente de la trascendencia de este hecho. Es un privilegio estar aquí, para dar fé, en directo, de un espectáculo irrepetible llamado: Fin del mundo.

Al final todos mueren nos ocupa de un evento irrepetible y de gran trascendencia como lo es El fin del mundo y la forma en que distintas personas lo enfrentan. Es como la otra perspectiva de Armageddon con Bruce Willis. Con un meteorito pronto a colisionar con la tierra anunciando una irremediable devastación de todo lo conocido por el ser humano.  Y es ahí en donde una parte de su simpatía radica, no hablamos de héroes ni espectaculares tragedias, sino de personas cualquieras, tópicas y comunes, hasta el propio asesino serial, presa de sentimientos tan humanos como los tuyos y los míos. El otro punto yace en la variabilidad de géneros, ofreciendo pasajes terriblemente oscuros, otros llenos de ternura y más allá, de un humor negro y agridulce ante el cual es imposible no sonreír.

Javier Fesser, el más  experimentado, con varios cortometrajes en su carrera, algún mediometraje nominado al Oscar y en alguna ocasión ganador del premio Goya se encarga del prologo y el epilogo, de unos 4 min aprox. (los otros duran aprox. 27 min.) a través de un par de astronautas en órbita esperando ocurra el evento, con cámara en mano. Absurdos, excelentes.

Javier Botet protagoniza su propio corto, a 42 días antes del impacto, encarnando a un asesino en serie angustiado ante la noticia, puesto que, todo aquello a lo que dedicó su vida con el objeto de pasar a la posteridad, a la inmortalidad, de nada valdrá. Desilusionado degusta su última víctima.
De corte depresivo y oscuro traza el sufrimiento inhumano de este asesino.  Es el director con menor experiencia de todos, pero con una propuesta interesante, de complicado abordaje pero que entre monologo y monologo nos terminamos habituando.

¿Te olvidas de que soy un psicopata? Me gusta hacerte sufrir.

Roberto Pérez Toledo con 13 días antes del impacto consigue lo que de cierta forma ya planteaba con su anterior corto, Rotos del 2012, en donde argumentaba, siempre hay alguien que nos enseña a romper, relaciones fracturadas, corazones rotos. 
Mientras unos agonizan porque el esfuerzo de una vida se va al diablo, otros son presas de la desolación. Una juvenil angustia existencial. Presa del pánico a la soledad no te queda más que confesarte, que declarar aquello que siempre has sentido por X persona y nunca te atreviste, intentarlo. Pero amarse es cosas de dos, y es cuando notas que el tiempo se acaba y sigues solo, cuando lo único que buscas es amar y ser amado. Mendigando Te quieros. 

Así que esto es una invasión, pero en vez de zombis estamos rodeados de gente que va y te dice lo que siente de verdad. Es demencial.

8 días antes del impacto de Pablo Vara, que entre cortometrajes ya ha producido un par de largos, trae quizá el corto más flojo pero pasable acerca de un grupo de amigos que ha decido pasar estos días juntos, hasta que su calma es interrumpida por la llegada de una chica que recibió un tiro y en su bolso lleva 5 entradas a un refugio, poniendo a prueba la ética del grupo y la llegada de un inesperado hombre. 

Ratas. Os dan un trozo de queso y os matáis por eso.

Y 3 horas antes del impacto de David Galán Galindo nos despide con un mensaje cargado de esperanza fantástica en donde qué tan real es, es lo de menos. Divertido, empapado de resignación y ternura. Donde la vida de un vendedor de historietas adquiere sentido cuando ayuda a parir a una joven en su tienda. Desfachatado, una linda despedida.

Si la imaginación reside en la mente humana, morirá hoy con nosotros. Y mientras, la gente llora porque va a palmarla, manda de cojones, que importancia tienen sus vidas. Deberían llorar porque mañana no existirán Harry Poter, Lucas G. Walker y Jesúcristo, deberían llorar porque perdemos a Seiya, a Frodo, a Neo, a Spoke, a Batman y a Buda, deberían llorar por cualquier historia imaginaría, desde Prometeo hasta Pocoyó. Las personas mueren y las culturas prevalecen, pero esta vez no será así, no hay legado cuando no hay nadie, no hay historias en la nada, así que si nacen y mueren con nosotros, ¿no somos nosotros mismos las historias? Yo creo que sí y hoy, terminamos todos, con un enorme punto final caído del cielo.

¿Y al final... todos mueren? Mi corto favorito es el de Roberto Pérez, quien a través de directrices y armado de eficaces diálogos nos muestra más de un punto de vista, más de una historia cada cual tan significativa, desde la folla vírgenes hasta el tímido flirteo pasando por las relaciones fracturadas. 

Si quieres verla online puedes hacer click acá.

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