Director: Yann Gonzalez
Guionista: Yann Gonzalez y Cristiano Mangione
País: FranciaAño: 2018
Duración: 110 min. aprox.
Trailer
Género / Tópico: Thriller / Años 70. Homosexualidad
Sinopsis: Paris, verano de 1979. Anne, una productora de películas porno gay baratas, es una mujer violenta, víctima del alcohol y de sus propios demonios. Cuando Loïs, su editora y pareja, la abandona tras años de relación, Anne queda destrozada. Desesperada y decidida a reconquistarla, hace una película mucho más ambiciosa. Pero un asesino misterioso enmascarado merodea en su entorno y esto alterará su vida.
Reparto / Personajes
Vanessa Paradis es Anne Parèze
Kate Moran es Loïs McKenna
Nicolas Maury es Archibald
Jonathan Genet es Guy
Khaled Alouach es Nans
Félix Maritaud es Thierry
Noé Hernández es José
Pierre Pirol es la boca de oro
Pierre Emö es Valentin
Entre otros
NOTA: 7.3 / 10
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Besos eternos / Adheridos como caracoles / Al mástil de marfil.
García Lorca.
¿Qué sería de la vida sin la pasión, sin la locura? Segundo largometraje del francés Yann Gonzalez. En mi opinión, su película más convencional (no por ello mala), que pese a sujetarse a algunos canones del cine, mantiene su estilismo onírico y fantasmagórico, la melancolía y su gusto por las artes plásticas (aunque no tan presente como en Les rencontres d'après minuit del 2013). Aquí un thriller-slasher-erótico-romántico-gay inspirado en el cine giallo de Brian de Palma y Dario Argento.
La historia de “Una daga en el corazón” ambientada a finales de 1970, auge de la revolución sexual y los clubes gay, arranca precisamente en un club nocturno, en donde al ritmo de Trash me de Malaria! vemos bailar a un hermoso joven, quien después de observar en la oscuridad a un misterioso enmascarado, se pierde con él en busca de placer, que no será otra cosa que su asesinato, atado y jadeado de placer, será apuñalado en el recto. La víctima formaba parte de una compañía de porno gay liderada por Anne, que en ese momento se encuentra filmando su enésimo filme “Furia Anal”. Sin duda el asesinato (el primero de varios) pone en la mira de la policía y del atemorizado elenco de Furia Anal la existencia de un asesino serial de homosexuales, que, cual fantasma de la opera, aparece entre las tinieblas por una víctima más. Paralelo a ello, Anne busca con desesperación recuperar el amor de su ex-novia. De los cuartos oscuros homosexuales a las salas de cine y el detrás de bambalinas, un bosque encantado y las calles de París. De la electrónica industrial de los 80s a la poesía de Garcia Lorca.
Una película bastante entretenida con la visión gráfica de los asesinatos (no así del porno gay), que consigue mezclar satisfactoriamente el género de suspenso “policíaco”, el “homenaje” al cine giallo y la tragedia romántica. En donde sin duda, el papel de Anne brilla, como una mujer trastornada por los fantasmas de un amor y el alcohol, pero también, una figura matriarcal (tirana y amorosa) para su compañía de niños perdidos, esa suerte de hombres bellos y reales (gays de closer reclutados de las calles, en el caso de Nans en las construcciones), y otros declarados, travestis y transexuales.
Otro enorme acierto es el lenguaje cinematográfico. Yann aprovecha el concepto del cine dentro del cine para juguetear con un montaje de cine vintage en 16mm (en donde las imágenes de “la vida real”, curiosamente parecen más surrealistas que las propias de la película Furia Anal o El Homocida). La fotografía de Simon Beaufils me encanta, el grano y esas luces neon color azul y rojo. La música otro gran detalle: Malaguena de Pico, Marie Laforêt, Malaria!, State Of Art o Nini Raviolette.
¿En donde está la falla? Aunque la atmósfera es estupenda, Yann no consigue mantener el suspenso. Tampoco, más allá de la angustia de Anne, dar vida a algún otro de sus personajes secundarios. Y el final, tremendamente insatisfactorio. El metraje no me molestó, pero quizá, para quien encuentre en algún punto esa falta de tensión, la duración de esta daga al corazón, comience a pesarle y a desear un guión más ágil.
Aplaudo el giro en el cine de Yann (lejos de esa intelectualidad chocante de Les rencontres d'après minuit), sin dejar su personalidad y originalidad. Entre otras cosas, si te gustó Vanessa Paradis te sugieró Café de Flore (2011) de Jean-Marc Vallée, y sí, a lo mejor reconociste a Noé Hernández, de la muy vapuleada (a mi no me pareció tan mala) Tenemos la carne (2016) de Rocha Minter.
—Mi boca te devorará. —¡Querida, bésame, devórame!
Ayer el orgasmo. Mañana la muerte.
Cuando nos perdemos con el otro, los otros, una forma de amor poderosa, voraz, sin límites.
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