sábado, 24 de marzo de 2018

The Age of Shadows


El Imperio de las Sombras
Secret Agent
Mil-jeong

Director: Kim Jee-woon
Guionista: Kim Jee-woon
País: Corea del Sur
Año: 2016
Duración: 139 min. aprox.
Trailer

Género / Tópico: Thriller - Drama - Acción / Años 20 - Espionaje - Drama de época

Sinopsis: Finales de los años 20, durante la ocupación japonesa de Corea. Un grupo de la resistencia intenta traer explosivos desde Shanghái para destruir la base nipona en Seúl, mientras que los japoneses intentan detenerlos. Un talentoso policía japonés nacido coreano, que había pertenecido al movimiento independiente, se ve en el dilema de elegir entre su deber y el apoyo a una causa mayor.


Reparto / Personajes

Kang-ho Song es Lee Jung-Chool
Yoo Gong es Kim Woo-Jin
Byung-hun Lee es Jung Chae-San
Ji-min Han es Yun Gye-Soon
Hee-soon Park es Kim Sang Ho
Entre otros

NOTA: 8.6 / 10
(Ver escala de valoración)


El Imperio de las Sombras es la última película de Kim Jee-woon; hoy día uno de los iconos del cine asiático –junto a Park Chan Wook y Kim Ki Duk, es de mis tres directores favoritos del cine surcoreano–, que a lo largo de su carrera ha demostrado sentirse cómodo con más de un género: comedia, terror, acción, thriller. Entre sus películas más conocidas figuran A Bittersweet Life (2005), A Tale of Two Sisters (2003), I Saw The Devil (2010) que es para muchos su mejor película, y The Last Stand (2013) protagonizada por Schwarzenegger, su primera y única película hecha en E.U.A.

Tras su estancia en Estados Unidos y 3 años de ausencia como director, Kim Jee-woon vuelve con un elegante thriller de espionaje, basado en la reiterada lucha por la independencia de los coreanos durante el Periodo imperial japonés (que vio su fin hasta el término de la Segunda Guerra Mundial). Un filme apto para occidente –no hace falta conocer la historia de Corea y Japón, la Restauración Meiji o el Movimiento de Independencia de Samil– que, aunque ambientado en, no profundiza tanto en su faceta histórica ni apunta (aunque si hay breves escenas) a la brutalidad despiadada y enferma de los japoneses. Después de todo, no es un filme histórico ni de denuncia, es, como lo he mencionado antes, un thriller de espionaje bastante entretenido y plegado de acción. 

Acción, intriga, clasismo, y una puesta en escena exquisita definen El imperio de las sombras desde sus primeros minutos, cuando asistimos a una reunión de compra-venta con el fin de recaudar fondos para la resistencia, pero al poco tiempo, los representantes rebeldes son traicionados y rodeados por la policía japonesa liderada por el capitán Lee Jung-chool (un japonés nacido y criado como coreano). Dando inicio a una fantástica persecución a través de los callejones y techos de la ciudad (es de apreciar el buen trabajado de cámaras, la calidad de sus travelling y la coreografía). Exhibiendo a ambos bandos y sus reglas, una sola escena que pondrá de manifiesto el compromiso nacionalista (sin límites en busca de la libertad), el fascismo imperial japonés y el dilema moral de Lee Jung-chool. A partir de entonces –esto en los primeros minutos– se encomienda a Lee Jung-chool, infiltrarse en la resistencia e impedir que los explosivos que se sabe que están comprando a los anarquistas húngaros en Shanghái lleguen a Seúl. Cual ajedrecistas jugando al gato y el ratón Lee Jung-chool establece amistad con el subalterno de la resistencia Kim Woo-Jin, y un compromiso con la causa. ¿Qué tan cierto es, de qué lado está su lealtad? No sólo es algo que se pregunte Lee o la resistencia, también los japoneses y motivo por el cual hacen de Hashimoto su compañero (un hombre despiadado que desconfía de la convicción de Lee tanto como le desprecia). De Seúl a Shanghái y de Shanghái a Seúl. Nuestros personajes se enfrentaran a un juego de estrategia en donde al menor error, la muerte instante será la menor de sus preocupaciones. 

Un filme estupendamente ambientado (vestuario, escenarios y diseño de producción). Con un metraje ligeramente excesivo (su aspecto negativo) que en consecuencia resta emotividad y nos presenta su clímax en fascículos… mini-clímax que acaban haciendo lucir su final menos extraordinario de lo que es, pero que nos da un par de eventos para el recuerdo: el enfrentamiento en el tren (menos loco que en The Good, the Bad, the Weird) y la tortura en los interrogatorios. También debo mencionar otro aspecto negativo, el epilogo, ojalá fuese más conciso y se abstuviera de darnos explicaciones obvias. Dejando esto de lado, una película muy recomendable y gratamente entretenida. 

Para finalizar, a destacar la actuación, un co-protagonismo en manos de Song Kang-Ho (fantástico actor que recordarás en películas como Snowpiercer (2013), Thirst (2009), The Good, the Bad, the Weird (2008), Sympathy for Mr. Vengeance (2002), etc.) y Gong Yoo (a quien ese mismo año vimos en Train to Busan); y la banda sonora, breve pero bella… dotando esos momentos clave de melancolía, suspenso o calma, dejándonos escuchar a Franz Schubert y Antonín Dvorák, Bolero de André Rieu, y la bonita When you're smiling de Louis Armstrong.

Premiada a mejor película en el Austin Fantastic Fest, y ganadora en muchos festivales de cine en Corea del Sur y Asia. Como dato extra fue elegida por Corea del Sur para competir por el premio a Mejor Película Extranjera en los Oscars 2017, y es la primera producción coreana financiada por Warner Bros (de algo le sirvió a Kim Jee-woon darse a conocer en E.U.A.).



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