Enter the Void

Director: Gaspar Noé
País: Francia
Año: 2009
Duración: 155 min. aprox.
Trailer

Género/Tópico: Drama / Cine experimental - Surrealismo - Erótico - Drogas


Enter the void es… de alguna forma lo que su título sugiere: la entrada a un vació, el deambular entre la nada y la vida, vagar en una inexistencia existente. Una película que constantemente nos agrede, desde la presentación circulando los primeros créditos hasta que las luces se encienden, jamás deja ese sentido de agresión hacia el espectador. Y es que a través de los años la evolución del cine de Gaspar Noé se aboca más a ensimismarse, no es probar en busca de un estilo o ser diverso, sino más bien profundizar, madurar en sus primeras intenciones que en un comienzo por falta de experiencia y presupuesto no pudo desarrollar. Un director de estos que siempre intenta trasgredir, polémico, brutal sexual y violentamente hablando; generando un discurso cinematográfico único digno de odiarse.

La idea de Enter the void surge en la adolescencia de Gaspar, etapa donde como muchos de nosotros comenzó a filosofar, indagar sobre creencias acerca del alma y de la muerte, cuestiones filosóficas que de una u otra forma intentan explicar nuestra existencia más allá del aspecto físico, esa atracción hacia el conocimiento sobre la muerte y lo etéreo. Experimentando con diversos psicotrópicos y esperando así reunir material para sus posibles películas, escribiendo por años retazos de guión que hasta el efecto causado por su Irreversible no ven un futuro palpable, regodeándose en esa perspectiva influenciada por la "dama acuosa" de Robert Montgomery que la ha perseguido toda la vida (mostrada ya en sus filmes anteriores).

Desde un enfoque del samsara/budismo nos llega esta historia que en un comienzo es la degradación de la vida percudida por drogas en un bullicioso Tokio para adentrarse a un torbellino sustentado superficialmente en la reencarnación tibetana. Oscar y Linda se acaban de reunir en Tokio tras años de no verse pero jamás olvidarse. Aquello que los separó fue el trágico accidente automovilístico donde perdieron a sus padres y por el cual terminaron siendo enviados a diferentes hogares adoptivos. Pero vamos, nunca es tarde para retomar una promesa de la infancia: nunca-nunca uno dejaría al otro.
Oscar se muda a Tokio y es ahí donde en poco tiempo y con ayuda de Alex (su buen amigo Alex) consigue hacerse de dinero fácil, esto es: el narcomenudeo. Amasando una pequeña “fortuna” que le permite traer a Linda a su lado y mantenerla con él, intentando ser el hermano protector que siempre quiso ser. Pero Oscar desde siempre ha sido un chico bastante pasivo, y por ello, por su fragilidad pierde el control de su vida y de la de su hermana cuando la integra al mundo nocturno y neón, de perversión, crimen y lujuria en que se sumergen los oscuros barrios de Tokio. Oscar… un tipo débil perdido en las drogas. Linda convertida en una stripper novia de Mario, un japonés dueño de uno de los tantos tugurios que hay. Y todo seguiría su curso normal de autodestrucción si no es porque Víctor, uno de los clientes de Oscar le traiciona provocando su asesinato a manos de la policía. Un asesinato malsano, pues Oscar aún está en medio de su viaje. Y esto… es sólo el comienzo de un devenir metafísico a través de travellings aéreos que recorren los cielos y traspasan las paredes. Misticismo existencial, reencarnación.


¿Suena interesante? Sí. ¿Me gusto? No, un definitivo No.

Tiene cosas muy agradables, como el sentido lisérgico de la vida, la sugestión sexual incestuosa que hay de Oscar hacia su hermana y su madre, los pasadizos malsanos de Tokio, su tendencia hacia la violencia atípica, la actuación resulta creíble a pesar de la inexperiencia actoral… y la banda sonara tanto como la fotografía de aspecto nebuloso, vaporoso corresponde al delirio inconexo de Oscar… pero eso es un arma de doble filo porque… y son los aspectos negativos que para mí pesaron más: la continua exposición ante estos recursos torna el efecto de incomodidad insana al que nos sometía en un tedio sin sentido, en un aburrimiento abrumador en donde yo y casi toda los asistentes en el auditorio deseábamos su final, y éste es su segundo defecto: el tiempo, ¡dura demasiado! Más de dos horas y media en un eterno déjà vu, que para nada se hace más fácil con más de 20 minutos de enceguecedor sexo explicito y visionario con el que se nos bombardea en la recta final. Y… hay más “y” desgraciadamente el tema del nirvana es sumamente superficial.


Le decía al amigo con el que fui: ¿te dormiste, verdad?, y sí, se durmió pero ¿saben? No importa, y es que eso es lo peor dentro de lo peor: podías dormir y despertar y no perdías el hilo porque todo seguía igual.

Me agrada el cine experimental pero quizá no tanto como a muchos que le dan elogiosos adjetivos. No la califico de presuntuosa pero sí de errada… con todo y que Gaspar quedó muy satisfecho de ella.

Una experiencia a la que si gustan pueden someterse, quién sabe y les agrada el trip.


No tengo enlaces que recomendar porque no la vi en la pc, si alguien los tiene y están decentes favor de pasarlos.