Director: S. Craig Zahler
Guionista: S. Craig Zahler
País: E.U.A.
Año: 2017
Duración: 132 min. aprox.
Trailer
Género / Tópico: Thriller / Drama carcelario - Crimen - Neo-noir - Cine independiente USA
Sinopsis: Bradley es un exboxeador con un matrimonio a punto de romperse que pierde su empleo como mecánico de coches. Debido a esta sensación pesimista, acaba decidiendo que su mejor opción es trabajar para un viejo amigo como traficante de drogas. Esta decisión mejorará su vida hasta que se ve envuelto en un tiroteo entre la policía y sus aliados; situación que le acaba llevando a la cárcel...
Reparto / Personajes
Vince Vaughn es Bradley Thomas
Jennifer Carpenter es Lauren Thomas
Don Johnson es Warden Tuggs
Dion Mucciacito es Eleazar
Marc Blucas es Gil
Udo Kier es Placid Man
Entre otros
NOTA: 6.3 / 10
Segunda y última película del director y guionista S. Craig Zahler. Considerado por muchos uno de los más mayores talentos del cine norteamericano indie de los últimos años. ¿Comparado con quién? E ahí, la clave. Lo cierto es que en éste su segundo cortometraje Zahler confirma su personalidad cinematográfica y lo bien que ha adoptado el “género” grindhouse (resucitado por Tarantino (entre otros) hace más de una década); por qué, ¿cuántos cineastas nos han sorprendido con un estupendo debut, para después adoptar el estilo de alguna productora, ausentarse por un tiempo indeterminado o (en el mejor de los casos) mostrarnos todas sus carencias en un intento de nuevamente sorprender y por supuesto, gustar? No es su caso, sin embargo, te mentiría si digo que éste es un filme inmaculado, porque no lo es, pero está hecho con el sello característico de Zahler. Aquel que le hizo merecedor al premio como Mejor Director en el 48vo Festival de Sitges con Bone Tomahawk (2015). Un western de horror filmado con tal meticulosidad que consigue lo que tanto buscaba: impacto. Porque a Zahler no le interesa bañar la pantalla de sangre a diestra y siniestra, en lo absoluto, no es su objetivo, de hecho, recordarás una pausada travesía por el desierto, encontrando su clímax y por fin su dosis de violencia caníbal, en su inminente recta final. Exactamente así es Brawl in Cell Block 99. Contrario al concepto inicial del grindhouse, Zahler es calmo (tal vez más de lo que quisiéramos, su filme dura más de 2hrs), y punzante, como un puño de ira contenido: breve y demoledor.
Brawl in Cell Block 99 es un drama carcelario que evoca el mejor cine serie Z de los 70’s, centrando su protagonismo en un solo personaje: Bradley Thomas, en compañía de un grupo de personajes tópicos (compinches y villanos) y su factura técnica, planos fijos y el filtro digital de su fotografía en pos de un estilo vintage. Todo confluye para traer al presente aquel cine en otrora de "mala calidad".
En la escena de apertura conoceremos las características que hacen de Bradley el hombre que es: un sujeto duro y moralmente correcto (actitud que lo condenará) dispuesto a hacer cualquier cosa por su familia (lo que da sentido a su vida) y poseedor de una fuerza brutal y la ira más calculadora (veremos qué tan a favor le juega esto). Cuando éste es despedido del taller mecánico donde trabaja, decepcionado va a casa sólo para descubrir que su mujer le ha sido infiel, enfurecido, despedaza su auto con sus propias manos, se tranquiliza, la perdona, es mayor su amor que la furia. 18 meses después y sin profundizar demasiado en sus vidas conoceremos el triunfo de su relación (gracias a sus actividades como narcotraficante), económicamente estable y próximo a ser padre. Un sueño velado por sus convicciones. Sí, lo que temíamos (eso que el poster nos grita: la carcel), en contra de sus instintos Bradley hace sociedad con unos traficantes mexicanos, un negocio que sale mal. Y como dice su abogado, nadie cae con mayor fuerza que un hombre con principios.
Zahler construye con parsimonia la primera parte de su filme, afinando esos momentos de implosión. Hay una grata atmósfera de tensión, bien sabemos lo que vendrá. El crujir de huesos. Pero todo a su debido tiempo. Mientras tanto procura ante la pantalla fortalecer la unión entre Bradley y Lauren (la verdad es que es poco realista, pero se agradece el intento) con el fin de que entendamos el “dispuesto a todo” de Bradley y el móvil de sus actos y decisiones que le llevarán a la cárcel. También, nos muestra las reglas del juego: o llega al bloque 99 y mata “al hombre” o su esposa pagará las consecuencias (y esto no es una amenaza de muerte cualquiera, es la más cruda y sádica amenaza). ¡Pues bien! Manos a la obra, a por el hombre de la 99.
No sé hasta qué punto podría decir que Zahler “reinventa” el grindhouse, lo que sí es claro es que nos comprueba que en efecto, tiene un estilo muy particular. Brawl in Cell Block 99 mantiene el mismo ritmo pausado y meticuloso que su predecesora, recurriendo a la violencia no como un fin, sino como una herramienta, como el cuchillo del asesino, puede blandearlo toda la película pero sólo usarlo realmente hasta degollar a su víctima. Así en Block 99, la violencia es algo que impera desde el momento en que Bradley destroza a puños su auto y no finaliza hasta que el último cráneo es fracturado por una bala, no obstante, nos llega en dosis limitadas, breves y tremendamente física, más rudas (sin bonitas coreografías o largos combates a lo The Raid). Zahler apuesta por un estilo más realista, comenta: “¿realmente cuánto dura una pelea? 1 minuto es mucho.”
Parecido, aunque el estilo que creo en su primer filme no se mantiene idéntico, lo que difiere a Block 99 de su predecesora, es un desequilibrio protagónico muy evidente. ¡Lástima! Todos los personajes son planos, meros arquetipos y artificios girando alrededor de Vince Vaughn, quien al menos y afortunadamente hace un papel extraordinario (irreconocible al menos para mí que lo conocía sólo en su faceta de comediante), una mole que contrasta la brutalidad de sus puños con la tristeza de su mirada. Lástima porque hay roles que pudieron ser mejor aprovechados: el de la esposa, (Jennifer Carpenter… desde que la vi en Dexter no puedo dejar de mirarla como Debra), el alcalde, o el “hombre a cargo” interpretado por el estimable Udo Kier (que recordarás en filmes de Lars von Trier, John Carpenter, Fassbinder, Rob Zombie y un largo etc., buen tipo).
Por otra parte y con mayor brevedad, aunque igual son aspectos importantes. La música a cargo de Herriott y el propio Zahler es imprescindible en la atmósfera que mantiene el filme. Referente a la fotografía… me agrada el uso del gran angular de Benji Bakshi, pero… a diferencia de Bone Tomahawk (me gusta su calidad y es el mismo director de fotografía) la estética que persigue aquí es la del grindhouse, pero a través de filtro digital muy… artificial… no encuentro el adjetivo, le resta muchos puntos al filme.
Si logras salvar el largo tramo introductorio a la prisión te será muy entretenida y diferente. Recomendable sin duda si disfrutaste de Bone Tomahawk, y si no, a ver qué pasa, también deberías de verla. Como dato curioso, ésta película (la segunda) fue escrita antes que la primera que ya tanto mencioné.
¿Qué nos depara el futuro en cuanto a Zahler? Dragged Across Concrete. Un thriller criminal que anuncia un protagónico más equilibrado y un argumento más complejo (el de Block 99 es MUY básico), interpretado nuevamente por Vince Vaughn, Jennifer Carpenter, Don Johnson y Udo Kier, a quienes se sumarán Mel Gibson, Laurie Holden (Andrea en TWD) y Michael Jai White. Esperemos sea tan buena como parece.
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