Director: Rodrigo Cortés
País: España
Año: 2010
Duración: 90 min. aprox.
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No me impresionó en ningún momento, me conmovió ni intrigo realmente, y el final, vaya… pues me vino dando igual, de hecho creo que está sobrevalorada. Aún así, es buena, arriesgada, “original”, una propuesta atrevida que apuesta por algo quizá pensado muchas veces pero no ejecutado por el temor a fallar. Agradable thriller psicológico que en mi opinión, cual ejercicio experimental pero con más calidad, aporta en todo sentido al lenguaje cinematográfico.
Un ejercicio de tensión que explora la agonía humana, el sufrimiento psicológico de saberse prácticamente muerto, de saberse enterrado vivo. Y es que no es una situación que nos entregue a la locura y a la desesperación, porque de ser así: si que estaríamos muertos. Es una situación que exige inteligencia, paciencia y esperanza, pues aún hay posibilidad de ser rescatado. En este desafortunado evento Paul Conroy es elegido por el azar como su protagonista, el único sobreviviente de un convoy de camiones (es un contratista trabajando en Irak) emboscado por un grupo de “terroristas”.
Y es lo que nos da el inicio de la película, un Paul recién despertando y sabiéndose enterrado. Desorientado por ignorar la situación pronto pasará al sufrimiento cuando en el mismo ataúd descubre un celular, y con ello el hecho de que se encuentra en una caso de rehenes.
Ryan Reynolds es el único actor de este claustrofóbico proyecto, el cual, técnicamente es audaz e inteligente, basta con ver los planos de los primeros minutos: estáticos, ajenos al personajes, cuadros que nos hacen palpar el escenario: un ataúd bajo tierra. Posteriormente la cámara se vuelve sumamente versátil, empática con el personaje, en pro de explotar las emociones, travelling, close-up y el sentido de omnisciencia (ayudado por la estructura del ataúd, no el que nos quiere hacer ver la historia, sino el de la producción, diferentes dimensiones y paredes corredizas que brindan libertad de movimiento a las cámaras). Todo eso está muy bien, también el hecho de que casi está, podría decirse de algún modo, en tiempo real (si consideramos el metraje de la película y el tiempo en que se supone el personaje está ahí). La actuación en lo que cabe es buena, el problema está en algunos de los elementos en que se sostiene la trama… algunos innecesarios, otros carentes de verosimilitud y absurdos. Pero… en general se disfruta.
Creo que hubiese sido muy interesante el que fuera rodada y lanzada algunos años atrás.
Si no la han visto NO lean lo que a continuación enlisto, son los puntos que no terminan convenciéndome (evitando ser quisquilloso).
*El personaje es convincente, sí… su desesperación, su desilusión, la desconfianza en su país, la ferviente necesidad de contactar a su familia, a su madre que ni lo recuerda (este detalle no me agrado, es como querer sobre dramatizar). Consigue que a ratos nos compadezcamos de él. Lo malo es que el guión lo hace algo tonto: padece de ansiedad y no se toma su medicamente si no se lo dicen, tienen que enseñarle a usar un celular, la ganas de tener el encendedor activo cuando sólo va a usar el cel… como si la luz del cel no fuese suficiente…
*Las operadoras bien lerdas… “simpático” ver como en estas cosas para aumentar la desesperación ponen a operadores que enervan los nervios en su prepotencia e ineptitud (así como en los macabros videos que rondan en youtube sobre asesinatos, violaciones, etc.), bien predecible, mientras que en las series policiacas norteamericanas son pero si bien eficaces.
*¿Qué onda con el saldo? Llamadas internacionales y demás… y nunca se acaba. Bien, podemos imaginar que el secuestrador le dejó una cantidad enorme para que pudiese comunicarse… pero… habría sido más “real” dejar eso en claro, no sé, que el tipo preocupado por ese dato confirmara su saldo.
*La conversación con el CRT… absurda… ¿serán ganas de desahuciar más al personaje o un intento de denuncia hacia las compañías? Cuando llamó a una de sus conocidas, en busca de su esposa y le colgaron por ser tan “grosero” me hace pensar que es para desahuciarlo más… y eso no está bien... es sobrecondimentar.
Y si somos un poco quisquillosos:
*La escena de la serpiente resulta sobrada, un intento fallido de revolver las cosas.
*Que el terrorista accediera bien rápido al regateo.
*Los close-up a los números y cuando dice “Momento ¿cómo sabe mi nombre?”… aunque igual está bien… supongo que era para que nos creásemos extrañas teorías.
Y…. bueno. En fin. A pesar de sus “fallas” creo que hay que verla. Recomendable.
1 comentario:
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